Las corridas de toros son un espectáculo que tiene lugar en España, Francia, Portugal y algunos países de América del Sur. Sus orígenes están en la Edad del Bronce como una demostración de coraje, y luego "evolucionaron" en las corridas de toros actuales, cuando reaparecieron en España en el siglo XII.

Las corridas consisten en torturar a un toro bravo hasta matarlo, en tres pasos: en primer lugar los "picadores", hombres a caballo que usan lanzas para herir al animal, le clavan la lanza en el lomo en repetidas ocasiones haciendo que el toro se empiece a desangrar con la intención de debilitarlo para después. Entonces, los "banderilleros" le clavan las "banderillas" (pequeñas banderas que en realidad son como dos clavos grandes envueltos con adornos y que tienen ganchos en los extremos para que no se caigan) en el lomo también con el mismo fin (hasta 3 pares de banderillas). Finalmente, una vez que el toro está agotado y desangrado (a veces ni siquiera se puede mover), el torero lo mata con una espada pequeña (la longitud máxima permitida es de 80 cm). La mayoría de las veces el toro no muere con una sola estocada debido a que se tiene que llegar al corazón del animal y es necesario mucha precisión para hacerlo, por lo que continúan acuchillando al toro hasta que este muere o tras varios intentos finalmente cortan la columna espinal del toro para que no pueda moverse y sea asi más fácil matarlo.

En 2006, el grupo de Investiga llevó a cabo una encuesta para comprobar la opinión de la población española sobre las corridas de toros, y el resultado fue que el 26,7% de los encuestados estaban interesados en ellas, mientras que el 72,1% no lo estaban, y las corridas de toros están prohibidas en Cataluña y en Canarias (España).